Silvia, de El Vientre, desafía las nociones occidentales sobre la maternidad que designan a qué mujeres (no) se les permite ser consideradas madres y obliga a la audiencia a lidiar con hasta dónde podría llegar una mujer “respetable” para criar a un hijo propio.

Sin embargo, El Vientre también sugiere que el exceso de deseo maternal de Silvia es la fuente de su inestabilidad mental y su comportamiento inmoral, y una lectura crítica de la película expone un vínculo entre su infertilidad y su intermediación, las verdaderas fuentes de su monstruosa feminidad.

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